Durante años asocié el minimalismo con una imagen de casa inmaculada: las paredes blancas, pocos muebles, ninguna decoración. Y por esta tremenda distorsión en mi comprensión, no profundicé en sus principios. Siempre fui amante de los colores, de coleccionar objetos que me gustaban, de tener “por las dudas” y de un desorden vital que me hacia …