Siempre que me preguntan qué es lo que hago con el Tarot, me veo en la necesidad de explicar por qué lo llamamos “evolutivo”.
Tradicionalmente se conecta el tarot a lo predictivo, a leer el futuro, dándole un gran poder al tarotista. Forma parte de un viejo paradigma, donde el que consulta se entrega pasivamente a los “dones” de quien es consultado. Desde ahí, la influencia emocional y psicológica es tan grande, que es muy posible que si fue pronosticado un accidente, el consultante quede programado para tenerlo.
Alejandro Jodorowsky, el gran maestro contemporáneo de Tarot, inventó el término “tarólogo” para diferenciarlo del antiguo tarotista.
Como taróloga, no tengo poder sobre vos. No voy a decidir, ni a juzgar tus acciones. Simplemente voy a colaborar en que lo oculto salga a la luz y lo podamos ver. Vos mezclas, y elegís las cartas. Mi habilidad como lectora, está a tu servicio. Lo mismo ocurre si la consulta es por internet: te doy herramientas para que seas vos el protagonista de tu tirada.
Le llamamos, entonces, evolutivo, porque su objetivo es la evolución, el autoconocimiento.
El tarot es tan amable como la vida misma: siempre nos da una pista, nos orienta dentro de una confusión o un conflicto, nos enseña de múltiples maneras aquello que nos toca aprender de cada situación.
Desde Tabay, Corrientes, o donde nos encontremos cara a cara, los mágicos arcanos te aportarán eso que estabas necesitando.
